Sobrevivir o Vivir: Un Viaje a la Esperanza

por | Abr 17, 2024

Hablar de esperanza en un mundo herido y fragmentado podría considerarse simplemente utopía. Para los cristianos, sería una realidad presente y futura en la que interviene Jesús; para Aristóteles, es el sueño del hombre despierto; y para los científicos, una habilidad que se aprende con el método respectivo para recuperarla. En definitiva, la esperanza sería la fuerza de voluntad del ser humano para alcanzar lo anhelado. ¿Y qué es lo que anhela? ¿Poder, riqueza, amor, perfección, plenitud, placer? ¿Existe acaso algo más profundo que lo antes mencionado?

Si constantemente el ser humano busca, espera, confía y actúa, quizás sea una señal de que está deseoso de algo más. Y tal vez sea mirar a Jesús, no por la ideología de que la gente necesita ser evangelizada, sino porque la experiencia de la bondad y misericordia de Dios transforma el corazón de las personas si de verdad lo deseamos y ponemos los medios para alcanzarlo. Además, reconocer nuestra fragilidad ante la inmensidad de un Dios (Ser supremo) es de humanos. Nos permite salir de nuestro egoísmo de creer que todo lo podemos (autosuficiencia insana), así como del pensamiento de creer que somos dioses (soberbia) por tener determinados conocimientos, habilidades, etc. Si tan solo comprendiéramos que somos limitados, estoy segura de que dejaríamos de sobrevivir (vivir sin amor) y comenzaríamos a vivir (amar), pues hemos sido creados para amar y servir, ya que nuestra vida es en relación con el otro, no sin el otro; dependemos unos de otros.

—Cristina Guadalupe Sonda Góngora, NJM

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