La curación de un niño de hidrocefalia: André-Jude Chiasson.
En abril de 1939 la madre y la abuela del pequeño Jude de la localidad de Lameque, provincia de Nuevo Brunswick , Canadá se dieron cuenta que la cabeza del niño que tenía cuatro meses era de mayor tamaño que lo normal.
Inquietas se apresuraron a consultar al médico de la familia, el cual diagnosticó una hidrocefalia sin esperanza de curación. Otros dos, médicos a quienes consultaron dieron el mismo diagnóstico añadiendo que el niño no viviría mucho, y en caso contrario, no sería normal.
Hacia los siete meses, le aparecieron en la cara manchas rojas, el crecimiento de la cabeza afectaba al nervio del ojo izquierdo que se le hundía, desapareciendo poco a poco e impidiendo la visión. El médico de la familia, confirmó su primer veredicto: el niño no podía sanar, ni vivir mucho tiempo. ¿Si se curase -preguntó la abuela- se trataría de un milagro? Sí respondió el doctor.
El único recurso era pues la oración. Empezaron la novena para obtener la curación del pequeño Jude, por intercesión de Dina Belanger, (M. Santa Cecilia de Roma).
Durante la novena para obtener la curación del pequeño, la mamá iba a misa cada mañana y la abuela quedaba al cuidado del niño: al lavarlo, con fervorosas invocaciones verificaba la persistencia de las aperturas de la cabeza. Ahí estaban bastante profundas, la última mañana de la novena, el 4 de septiembre (décimo aniversario de la muerte de Dina Belanger) hizo la misma operación, pero obtuvo un resultado diferente: la cabeza se había cerrado y el ojo volvía a su lugar.
La abuela creyó que se trataba de una alucinación, pero a volver de misa, la mamá llena de gozo, hizo la misma constatación: ¡el niño estaba totalmente curado! y las dos firmemente convencidas de que la curación se debía a la intercesión de Dina Belanger. La Congregación para las Causas de los Santos, la ha reconocido como un milagro para la beatificación de Dina Belanger. André-Jude Chiasson, se casó y tuvo 2 hijas. Logró ser un buen profesional.
Sean por siempre alabados Jesús y María.