Una de las tentaciones que nos rodea es la indiferencia, es pasarse de largo frente a una realidad compleja; si realmente fuéramos atentos podríamos ver cuántas personas nos necesitan. Viendo podemos compadecernos, al ser conscientes de la realidad que nos necesita nos podemos preguntar ¿Qué es lo que a mí me toca hacer?; claramente no es una pregunta fácil sobre todo si nuestra realidad esta entre las más difíciles, sin embargo, el Espíritu en la oración nos ayuda a encontrar la respuesta, claro, se necesita tiempo y un corazón dispuesto.
La oración nos da frutos si somos capaces de confiar, ésta nos invita a ir, te preguntarás ¿A dónde? A ir más allá de nuestras comodidades, nos invita a cuidar a los más necesitados, que no siempre son los de la calle, también hablo de nuestra familia, nuestros enfermos, nuestras personas en soledad, incluso de nosotros mismos, ¿y a qué me refiero con cuidar? Creo que podemos empezar escuchando y acompañando.
Te invito a involucrarte para que el Espíritu te guíe. Ama como Dios te ama, sirve desde el amor; como los fariseos nos pasaremos muchas veces en indiferencia, es seguro, pero intenta modelar tu corazón al modo de Jesús y también como el samaritano, mira, ¡¡¡compadécete y actúa!!!
Jhoselin Olivera
Postulante de Jesús-María