La educación, un prisma de posibilidades; ¿has pensado en su función como mediadora?

por | Abr 22, 2021

Como religiosas de Jesús-María la educación es un medio privilegiado para hacer conocer y amar a Jesús y a María. Porque vemos la posibilidad de trasformar a la persona, a la sociedad y así contribuir a construir  un mundo mejor para todos. Donde quepamos,  donde los valores del evangelio se vean en los modos de proceder de las personas. Por ello estas reflexiones de Lorenzo Tébar Belmonte, son tan valiosas en nuestra reflexión y practica de nuestra labor educativa hoy:

“La Educación de los ciudadanos es una exigencia de toda sociedad, para transmitir su patrimonio cultural y formar los ciudadanos para construir un mundo mejor. Partimos de la educabilidad del ser humano, que permite un desarrollo del potencial de cada persona, contando con la competencia y profesionalidad de los educadores. La Educación se convierte en la mediación insustituible, la estructura compleja para ayudar a que surja la persona en su plenitud. Realmente en la Educación se encierra un tesoro, que debe aflorar por la acogida, acompañamiento y formación integral de la persona. La Pedagogía de la Mediación aporta elementos valiosos en las diversas formas de transmisión, formación e intervención, que el adulto puede adoptar ante el educando. Reducir la educación a instrucción es una limitación de enorme trascendencia, carente de todo sentido, si creemos que educar no es llenar mentes, sino ayudar a que surja la persona en su plenitud y se forje de forma integral. La sociedad necesita de la mediación de la educación para avanzar hacia valores de sentido y de sana convivencia. Los rasgos de esa educación y los ámbitos de desarrollo marcan el norte de este análisis abierto e inclusivo. Para ello es imprescindible la formación de mediadores, para que dominen en su función formativa las aportaciones que ayudan a disponer del paradigma que responda con calidad a las demandas educativas de la sociedad en el siglo XXI. La educación necesita actualizarse para responder a las demandas y necesidades de cada época. La experiencia educativa debe ser fundante y enriquecedora para todo educando.

Esta responsabilidad de logro y eficacia en el éxito formativo, incumbe a toda la sociedad, pero de modo especial a los padres, primeros educadores, a los docentes, a los centros educativos y, por extensión, a toda la sociedad. Tomar conciencia de la trascendencia que para toda la vida tiene el tiempo de formación, descubrir el talismán que se oculta en cada persona, debiera ser el empeño de los profesionales de la educación. Asistimos a la competitividad social, a los retos que presenta la cultura liberar y la sociedad consumista y pragmática. La escuela, los educadores, navegan contra-corriente en un mundo de incertidumbres, relativismos y claudicaciones. El abandono de los docentes es una lacra moral para toda la sociedad. Velar por la formación de los docentes, evitando la desprofesionalización y abandono, es una medida urgente de todas las administraciones educativas, responsables de administrar todos los recursos para la mejor causa de la educación. La aportación e inversión que cada sociedad haga al individuo a través de la Educación va a determinar las diferencias y brechas que se siguen abriendo, cada vez más profundas entre países pobres y ricos. Tanto más provechosa será la educación cuanto más formados estén los protagonistas de esta misión imprescindible para conseguir una educación humanizante y cargada de competencias y valores que den sentido a cada persona. Que la educación llegue a los millones ciudadanos que están privados de ella, es el primer deber de nuestra sociedad. Sin esta mediación no podrán desparecer los prejuicios, los odios, la marginación y la violencia en el mundo. Este es el reto supremo de la modernidad y del futuro incierto que nos espera. Aprender es vivir, pero no basta almacenar conocimientos, es necesario ayudar a que cada ser humano se construya desde dentro para llegar a ser libres, autónomos y vivir plenamente nuestra existencia. La mediación educativa es nuestra suprema responsabilidad, si queremos construir vidas en plenitud. Hacer de la formación permanente una cultura, donde toda la Comunidad aprende, donde se crean lazos y se consensuan las metas educativas, debe ser una constante prioritaria en los Establecimientos Escolares. Los cambios vertiginosos y los medios que nos aportan las nuevas tecnologías obligan a los docentes a ponerse al día sin cesar. Este es el camino para que la profesionalidad, dedicación y autoestima de los educadores crezcan.

Un reto que nos interpela a todos los que sentimos la llamada de los niños y jóvenes de hoy, con los que preparamos la sociedad del mañana”.

Sigamos apostando a la educación y hoy más que nunca en el papel de la mediación porque hará de nosotros y de nuestros alumnos personas más humanas, más solidarias y eso siempre hará presente a Jesús que se hizo uno de nosotros –encarnación- para mostrarnos otras maneras de relacionarnos y que fue lo que le llevó a dar la vida por amor. Los educadores creyentes no debemos olvidarnos que a Jesús le llamaban maestro y si vivera en nuestro tiempo también recibiría el título de mediador…

Que este tiempo de Pascua nos anime a reconocer a Jesús en medio de todo lo que genere vida en nuestras vida también en las aulas virtuales o presenciales.

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