El espacio facilita el encuentro

por | Ago 25, 2021

Hace unos días platicaba con una chica universitaria y mientras me narraba una situación importante de un encuentro con sus amigas, describió maravillosamente el lugar donde se dieron los hechos. Para ella fue importante la atmósfera, lo que la rodeaba, las luces, la música, el tono de voz, la arquitectura, todos los detalles. ¿Te ha pasado?

Mientras la escuchaba me parecía que yo también acudía al sitio.  Al terminar mi día y hacer consciente lo que había vivido no pude pasar desapercibido lo que había escuchado en el acompañamiento y me di cuenta que tanto para esta joven como para muchas personas, incluyéndome, los espacios son vitales para que se den los encuentros.

Recordaba también cuantas veces he dicho: necesito de mi propio espacio para encontrarme conmigo misma y para eso me ayuda tomar distancia de los demás, a veces escuchar algo de música y caminar.

Otras veces he oído a mis colegas –docentes- hablar sobre la importancia del espacio como elemento fundamental para facilitar el proceso de aprendizaje,  y qué decir de mis alumnas cuando llega el fin de semestre y exigen silencio entre ellas para poder tener un mejor rendimiento en sus exámenes finales.

Cuando escucho a diferentes generaciones elegir el sitio que necesitan para descansar, alejarse, divertirse, convivir… descubro que cada ámbito tiene sus requerimientos.

Todas estas situaciones no son propias de este inicio de milenio, han existido desde hace siglos. En el Antiguo Testamento Moisés se dirigía a las afueras del campamento hacia la tienda del encuentro para buscar a Dios. Jesús se retiraba al monte para orar y tomar distancia de lo que había vivido; para entrar en diálogo, para conocer más los sueños que Dios ponía en su corazón y luego encontrarse con la gente y hablarles de lo que había descubierto en el coloquio con su Padre.

El Encuentro con su Abbá1 era un espacio vital para Jesús que fue modelando sus “otros” encuentros en la vida cotidiana. Esos que le hacían detenerse en su camino, compadecerse, tocar, curar, perdonar, incluir, porque no solo veía, miraba; no solo oía, escuchaba; no solo se cruzaba con las personas, se encontraba; no solo comía y bebía… compartía.  Todo eso lo propiciaba un espacio, ese que se regalaba para dejarse amar y poder amar.

En Jesús-María queremos contribuir a generar encuentros, a través de espacios espirituales pero también virtuales, que con una atmósfera y acompañamiento necesarios, sean oportunidad para que tengamos vida y vida en abundancia2.

Es por esto que el Centro de Espiritualidad de Jesús-María generará espacios presenciales y virtuales, breves y extensos, para diversas edades. Con el fin de que las personas que deseen encontrarse con el Maestro, lo hagan.

Los espacios son vitales para que se den los encuentros, físicos y espirituales, busquemos que sean generadores de vida, para que podamos compartirla y hagamos de nuestro país, de nuestra iglesia, de nuestros contextos; un mejor lugar para todas las personas.

Celina Segovia Sarlat RJM


1Expresión cercana para dirigirse  a su papá cariñosamente, que equivale a papito.

2Jn 10,10.

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