Domingo de Resurrección: ¿Qué es la resurrección?¿no es acaso la vida?

por | Abr 16, 2022

¿Por qué buscan entre los muertos al que está vivo? Así narra el evangelio de hoy en la resurrección, sin embargo, ¿qué es la resurrección?, ¿no es acaso la vida?

Muerte versus vida es una de las experiencias con las que cargamos desde que nacemos. Una no se entiende sin la otra. Una vez escuché a un padre decir que todos nacimos para la gran cita, y esa cita es con la muerte. Todos nacemos para morir, pero todos morimos para volver a vivir; ya lo dice el evangelista Juan “Si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda él solo; pero si muere, da mucho fruto” (Jn. 12, 23-24). Sin embargo, asumir la vida como una gracia no siempre es sencillo, aunque es lo mejor que podemos hacer.

Vivir a veces se vuelve pesado, triste, oscuro, cansado, sin ilusiones y una vida así, no es vida. En una de mis misiones estando en un pueblo, fue realmente sorprendente constatar que la muerte, la escena de la muerte tiene más fuerza que la vida misma cuando no se ha tenido otra experiencia más que el drama del dolor y del abandono, de la desesperación acompañada de la angustia.

Era Viernes Santo, varios hijos y esposos de las señoras del pueblo habían llegado un día antes para “participar de las celebraciones de los días santos”; mi sorpresa fue, que el único día al que asistieron y no sólo los viajeros sino la gente del pueblo a la celebración y procesión fue al Viernes Santo, yo estaba particularmente contenta de ver tanta gente en el viacrucis cantando, participando de las oraciones, lecturas, reflexiones, etc., pensé que al día siguiente en la gran celebración del Sábado Santo, el día que celebramos la Resurrección de Jesús, llegaría la misma o incluso más gente; sin embargo, mi sorpresa fue que el número había disminuido un 85%, y el otro 15% participativo eran sólo mujeres, como en muchos lugares. Confieso que me llené de tristeza, me pregunté una y otra vez ¿qué había sucedido?, ¿acaso nuestra fe no radica también en esto?, ¿qué sucede cuando decimos que si no resucitó Cristo, vana es nuestra fe (1 Co. 15, 14)? Me sentía confundida, anonada de tal acontecimiento, pero entendí que la vida ahí era todo un reto. Vivir significaba a veces renuncia, tristeza, otras tantas, oscuridad y otras, cansancio.

Dejar ir a los hijos o esposos “al otro lado”, para tener un mejor estilo de vida o para que el crimen organizado no los agarre para su propio beneficio y se conviertan en sicarios o peor aún, para que no seas levantados (secuestrados), y pedir rescate por una suma importante de dinero; o en el peor de los casos, no saber qué pasó con ellos porque nunca regresaron a casa y nadie dio con su cuerpo.

La vida, un regalo

Entonces, ahí fue cuando entendí que la vida en ese lugar, es un verdadero regalo, incluso un acto de valentía, que creer en la Resurrección, es decir, en la vida, es algo que a veces cuesta, que no sólo es asentir a un dogma y constatar un hecho histórico, significa participar en este acto creativo de Dios pese a las tragedias que les toca, es seguir creyendo que vale la pena vivir, que vale la pena creer que Dios camina cada día con ellos, en la situación que les toca vivir, en la prueba que están atravesando, en los sueños que llevan dentro; aunque todo parezca perdido, Él sigue sorprendiendo, Él sigue animando, Él sigue estando.

Ese día entendí de un modo distinto que siempre es posible volver a empezar, porque existe una vida nueva que Dios es capaz de reiniciar en nosotros más allá de todos nuestros fracasos. Y ese día entendí al pueblo, entendí por qué el viernes les era de más trascendente que el sábado, no porque no creyeran en la Resurrección sino porque su experiencia de vivir es distinta.

Nuevamente surge la pregunta ¿por qué buscan entre los muertos al que está vivo? Si la muerte nunca tendrá la última palabra. La vida siempre se deja ver, siempre encontramos un destello de esperanza que viene con la resurrección, lo importante es aprender a descubrir a Jesús en esos momentos donde la vida emerge sin más, donde hay sonrisas y abrazos agradecidos, donde la gratitud por el perdón recibido y concedido estalla de alegría, porque la vida es aquella que aparece cuando miramos que a pesar del dolor que se carga, hay una paz en lo profundo que sólo Él sabe regalar.

Celebremos la vida, porque la vida es Jesús.

—Cecilia Morales RJM

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