Agra, la Tierra Prometida

por | Nov 12, 2022

La Congregación debe su aprobación a la Misión en la India y a la intervención de su Fundadora que continúa su trabajo como superiora desde el Cielo, parafraseaba la Madre General Monica Joseph a Gabriela Ma Montesinos RJM en su alocución de apertura a las celebraciones del bicentenario en Agra, India.

Las Religiosas de Jesús-María misioneras llegaron a Agra el día 11 de noviembre, alrededor de las diez de la noche, como dice en su diario la M San Vicente de Paul. El padre Caffarel, quien acompañó a las Religiosas de Jesús-María, expresa que la llegada es el día 12, un día anterior a la fiesta de San Estanislao y que la madre Santa Teresa preparó con esmero. Sin embargo, el día 13 de noviembre se considera el inicio de la misión de la India.

Cuando se aprobó la Congregación, las religiosas que hicieron sus votos recibieron nombres de Jesuitas y uno de los que eligieron desde el comienzo fue “San Estanislao”. Por otro lado, entre los servicios que la madre Santa Teresa ejerció fue el de maestra de novicias y Estanislao murió siendo novicio jesuita por eso es patrono de nuestros noviciados y protector de la congregación. Por todo esto, quizá esperaron al 13, para celebrar el inicio de la misión en un país lejano.

Somos una Congregación misionera desde nuestros orígenes, también recordaba la madre Monica durante el bicentenario de la Congregación.  Hoy en medio de este memorial, podemos pasar nuevamente por el corazón la invitación de Dios a través de la mediación de Monserñor Rossat, Vicario General de Gap, quien el miércoles 14 de julio de 1841, propuso a la Madre San Andrés, una misión en las Indias Orientales. Les presentó una propuesta muy tentadora y urgente en nombre de Monseñor Borghi, Obispo de Agra: Ofrecer una educación cristiana, valores y formación, lo que coincidía plenamente con la visión y misión de las religiosas.

Muchas religiosas se ofrecieron voluntarias para ir a esas tierras lejanas y desconocidas. Fueron  elegidas seis y emprendieron viaje embarcando en Marsella el 27 de enero de 1842. Esto fue para la Congregación el inició de una etapa muy importante, Religiosas que siguiendo el modo de Claudina, enfrentaron las dificultades que se presentaron en el camino hacia la nueva misión.

Podemos descubrir el sello misionero desde nuestros orígenes, ya que nuestras Constituciones, obtuvieron su aprobación sin el acostumbrado Breve Laudatorio. El Decreto de aprobación fue firmado por el Cardenal Orioli, con fecha 21 de diciembre de 1847.  Mons. Isoard, Auditor de Rota, al  anunciar la buena noticia a la Superiora General, escribió:

“Reverenda Madre, es un gran gozo para mí informarla que, contrario a la costumbre general de la Santa Sede solo concede un Breve Laudatorio como respuesta a una primera petición de aprobación. Apartándose de su procedimiento general, la Sagrada Congregación quiso  expresar su reconocimiento por el crecimiento notable de su instituto las buenas obras que ya ha realizado y aquellas a las cuales está llamada a hacer en la viña del Maestro. Ánimo, entonces, su celo ya está siendo premiado en esta vida, pero un premio mucho mayor les espera en el cielo”.

Además, Mons. De Bonald abandonó la idea de la fusión con otra Congregación y desde entonces hasta su muerte, fue testigo, con admiración y aprecio, del notable desarrollo de la Congregación y le dio su apoyo.

Por último y no por eso menos importante, aprendemos que no es el número lo que más cuenta. En 1841, eran en Francia 76 religiosas, 6 novicias y 6 postulantes, pero fueron a la India, a España, Canadá, etc.

Quizá por esta razón expresó, Monica Joseph, durante la celebración del bicentenario: Agra es tierra sagrada, la tierra Prometida. Es aquí donde se despliega la historia de la expansión de nuestro carisma.

Al estilo de Jesús, al modo de Claudina; simplemente sencillo, llegaron las primeras madres a Agra… en un carro tirado por bueyes. Después de diez meses, el camino se vuelve largo, lleno de desafíos, tormentas, esperas, enfermedades, etc.

Nuestras hermanas fueron mujeres flexibles, como un bambú,  fueron zarandeadas pero no quebradas en un viaje de diez meses. La Congregación desde su inicio tuvo mujeres valientes para tiempos difíciles, audaces, con un gran corazón y firmes en la fe. Porque  supieron poner su mirada en aquel que las llamó para seguirlo con todas sus consecuencias.

Claudina, fue madre y maestra de sus niñas y de sus religiosas. Sus últimas palabras ¡Cuan bueno es Dios!, no pueden separarse de las experiencias difíciles, recordemos que ella tuvo que hacerle frente a la noche de la fundación, que empezó en la pobreza, sencillez e incertidumbre, con una mujer, una huérfana y un telar. Una noche terrible como ella expresó. No hizo mudanza en medio de la desolación. Como tampoco lo hicieron las primeras misioneras en la India.

Tenemos un gran legado misionero. Hoy como ayer queremos responder a Dios ahí donde nos invite, reconociéndolo a través de las mediaciones, con un espíritu flexible que nos lleve más allá de nuestras propias fronteras existenciales.

Feliz fiesta de aniversario de la fundación en la India y de San Estanislao, patrono de nuestros noviciados.

Sean por siempre alabados Jesús y María.

—Celina Segovia Sarlat RJM

 

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