«Mujeres valientes para tiempos difíciles«. Esta frase me resuena desde dentro cuando las miro y las recuerdo. En la Congregación es difícil saber las cosas maravillosas que hacen las Religiosas de Jesús-María, es decir, mis hermanas porque siguen el Espíritu de Santa Claudina Thévenet, una mujer de grandes deseos, sueños y acciones. Claudina deseaba comunicar su experiencia del amor de Dios y tenía una angustia enorme; ver abandonados a su desgracia a quienes vivían en la ignorancia de Dios. Todo esto sin ser protagónica, sin reflectores. Lo hacía sin ruido… decían de ella que le gustaba desaparecer. Ese sello lo dejó en sus hermanas y por generaciones se ha vivido así.
A veces no sabemos lo que hacemos en un lugar u otro.
Todo este rollo que les cuento es para introducir lo que hacen mis hermanas, religiosas de Jesús-María en Siria. Hace unos años tuve la oportunidad de estar en Líbano y Siria. Y me llamó la atención la misión de mis hermanas en un país que llevaba en ese momento siete años de guerra. Ellas reconstruyeron una casa donde cayó una bomba y la habilitaron para orar, para acompañar a quienes necesitaban hablar y sanar internamente, quienes requerían alimentar la esperanza. Por esto la llamaron «Casa de la Esperanza». Llevan un internado para universitarias para favorecer el estudio en Damasco. En la periferia generaron una cooperativa de miel y una fábrica de ropa para generar trabajo porque la guerra ha dejado a gente sin empleo y para ayudar a disminuir el éxodo de sus paisanos. También abrieron una escuela de música en una parroquia para generar espacios que curen de manera lúdica los efectos de la guerra. Esta sigue, pero ellas son mujeres valientes en tiempos difíciles, que no se dan por vencidas, que abren espacios para cultivar la esperanza. Como ellas no lo van a decir, yo me animo a pedirles una disculpa por hacerlo, apelando a que Claudina y ellas son mujeres evangélicas… así que hago lo que dice Jesús en el Evangelio… no se enciende una lámpara para ocultarla bajo la mesa… sino se pone en alto para que alumbre.
Hoy me siento invitada hacerlo público porque no hay forma de poner en imágenes todo lo que hacen. Me siento orgullosa de tener hermanas tan enamoradas de Jesús y su proyecto que las lanza a ser mujeres valientes para estos tiempos tan difíciles.
Sean por siempre alabados Jesús y María.
—Celina Segovia Sarlat, RJM
